CAPÍTULO 06

lunes, 24 de diciembre de 2012

FELIZ NAVIDAD A TODOS

Hola mi gente bella, les deseo una Feliz Navidad, que la pasen en familia y amigos, con mucho amor y paz.

Como había dicho aquí esta mi realito navideño, el Capítulo 06. Espero que les guste y empiecen a amar cada personaje. Ahora empezaremos a conocer a cada chico, Aki tiene un espacio especial en mi corazón, ya irán viendo por qué.

Al final de esta semana subiré el siguiente capítulo... Porfis me dan su opinión.



Aideen

Sentado alrededor de un pequeño fuego, Aideen rebobinaba la cinta tratando de encontrarle algún sentido a todo lo que había ocurrido hasta el momento. Primero estaban en una fiesta, aburrida “sí”, pero al menos una fiesta con chicos y chicas, es decir humanos… rayos, aun no podía sacarse esas horribles imágenes de su cabeza, ni steven spielberg lograría crear efectos como esos. Lo peor de todo es que él ya había visto cosas como esas, en sus peores pesadillas siempre las veía, pero a la mañana siguiente las olvidaba, como si su mente tratara de protegerlo, ahora sabía que siempre estuvieron allí, parte de un mal sueño, parte de la realidad.

 ¡Diablos!, ya no sabía ni que creer. Puede que se hubiese quedado dormido, quizás el chocolate  que le robo a Cat del bolso le hubiese hecho daño, es más, apostaría que ella le puso algo para darle una lección. Ya se lo había prometido… Hey Casanova, me vuelves a quitar otro de mis dulces y te prometo que te haré pagar de una manera tan pero tan…. Bueno ya sabes de lo que soy capaz

Ufff. Aideen si que sabía de lo que era capaz, él siempre era el inventor de las travesuras, pero nadie le ganaba a Cat cuando se trataba de venganza, así que tal vez ella si se las había desquitado, quizás le había dado indigestión mientras dormía y por eso esta pesadilla se sentía tan real, quizás también por eso era que por más que se peñizcara no despertaba, hasta llego a pedirle  al gigantón ese que le diera un puñetazo y este ni lerdo ni perezoso no dudo en hacerlo, la mandíbula le dolía como el infierno.

Sobándose la quijada y con la mirada fija en las llamas, empezó a recordar retazos de algunas de sus antiguos sueños, los únicos que se había permitido recordar, así como de horribles eran las pesadillas, los sueños también podían llegar a ser igual de hermosos.

Siguió recordando lo que hizo al salir de la fiesta. Él y Cat se habían retirado de la misma, condujeron un buen rato el auto, se detuvieron en el parque que habían dejado atrás junto con su niñez. Ahora que recordaba esa parte de la noche, notó que Cat le había pedido que se fueran, estaba nerviosa, como si intuyera que algo andaba mal, que algo ocurriría, si sólo pudiese hablar con ella, pero Cat no hacía ningún movimiento desde que él despertara en la cueva.

¿La cueva?, sí, ahora que pensaba en ella, no era tampoco la primera vez que veía una de esas, tenía imágenes borrosas de una, así como un recuerdo tan lejano que lo ves borroso y en blanco y negro.

Sacudiendo la cabeza, volteó a ver el cuerpo de Cat recostado junto a él. Aki lo había bajado al suelo sin dejar de verle el rostro. Juraría que se sentía igual que Aideen al ver el parecido con la otra chica, sino fuera porque en sus ojos se reflejaba un brillo diferente, había ternura y algo más que no sabía descifrar, puede que fuese sólo su imaginación. Ese hombre no podía tener nada de ternura, había manejado la espada con una agilidad sorprendente, cada movimiento cortaba a su paso sin vacilar, lo cual decía que  para él las peleas eran la manta con la cual se arropaba antes de irse a dormir.

-Es hora de que la despiertes- le decía en voz baja la chica a Aki.

Luego de la batalla o lo que fuera que sucedió, la luz que había llegado con los extraños gritos y gemidos desapareció, aunque las espadas y cadenas seguían resplandeciendo –un aviso y una guía, dijo Aki. No se quedaron mucho tiempo allí, Aki cargo nuevamente a Cat y retomaron la marcha, ni siquiera dejaron que Aideen viese los cuerpos que los rodean, o lo que quedo de ellos.

-No creo que sea un buen momento- respondió en un murmullo con los ojos puestos en él – no creo que reaccione igual que el chico. ¿Acaso no recuerdas como se me lanzo a patadas? Esa mocosa no piensa antes de actuar y su mente es más fuerte de lo normal, ni tu pudiste darle una orden, tuve que recurrir a otros métodos.

-Como si eso te hubiese molestado. Pudiste haberla dormido en solo movimiento, pero te limitaste a dejar que te golpeara; no la dormiste hasta que se cansó.

Aki apretó las mandíbulas, reteniendo su carácter ya de por si inestable.

-Igual que tú dijiste “no imagines cosas donde no las hay”. Lo único que intente fue que sacara un poco de su frustración así cuando despierte no lo hará tan asustada.

-¿Frustración? ¿Asustada?, estamos hablando en el mismo idioma y de la misma chica.

-Si esa chiquilla se parece en algo a ti hará de mis días un tormento.

Soltando un gruñido, se acercó a Cat. El cuerpo de Aideen se tensó esperando en guardia por si tenía que actuar en protección de ella. Hasta el momento ninguna de sus preguntas había obtenido respuesta. Siguieron caminado como si nada hubiese pasado, como si no los hubiesen atacado o como si no hubiesen dejado cuerpos desmembrados en el camino. Así que si esa mano que se acercaba al cuello de Cat le hacía daño, él se encargaría de que no logrará volver a mover los dedos, aunque para su vergüenza tuviese que morderlos porque en un tú a tú jamás lo tiraría al suelo. Su orgullo quedaría molido, porque el único cuerpo destrozado sería el de él. A la mierda con su orgullo antes muerto que dejar a Cat sin defensa.

-Relájate- Dijo la firme voz de la Kiara.

-¿QUÉ? ¿Acaso me estás leyendo la mente o qué? –no quería ser grosero, ante todo era una mujer, y a la única mujer a la que él gritaba estaba ahora en los brazos de Morfeo, acostada a su lado, pero es que su paciencia había llegado a su límite.

-No tengo que leer tu mente para saber lo que estás pensando, tu cuerpo tiene palabras suficiente para explicarse- respondió al intercambiar una mirada con Aki –Falta, aproximadamente una hora para el amanecer, en cuanto salga el sol contestare tus preguntas, las que pueda de ellas. Por el momento relájate, lo que menos queremos es lastimarlos. Aki solo la despertará, créeme, tu amiga no podría estar en manos más seguras.

Volvió a intercambiar una mirada con Aki. No sabía porque, pero tenía la sensación de que decía la verdad. Este hombre pondría a Cat ante que él mismo.

Con sumo cuidado retiro la capa del cuerpo de Cat. Lego esos largos dedos apretaron algún musculo en su cuello. Como si acabara de despertar de una buena siesta, Cat se estiro y le dio una sonrisa dormida. La imagen era como cualquier otra mañana de las que Aideen pasaba en la casa de ella cuando había tenido una discusión con sus padres.

-Hey, ¿ya está el desayuno?

Aideen sonrió sin querer hacerlo, siempre tenía ese efecto en las personas, era parte de lo que ella era.

-¡Hey usb!, ya era de que te levantaras.

-¿Mmm? Tengo hambre.

-¿Cuando no?

-¿Así? Pues mira que…

Se sentó abruptamente, notando que no estábamos solos ni estábamos en su casa. Clavó los ojos en Aki, quien permanecía aún en cuclillas a su lado.

-Hijo de…

Saltando sobre él, lo tiro al suelo. No esperando esa respuesta, Aki calló de espaldas con Cat encima. Con sus pequeños puños, repartió golpes donde encontrará lugar, rostro, pecho, hombros. Él solo se dejaba golpear, al parecer los puñetazos de Cat eran como molestos mosquitos.

-¡Cat! –grite mientras la agarra entre mis brazos y la quitaba de encima.

-Cálmate, no se está defendiendo, Cat, por una vez en tu vida párate a pensar un poco.

-¿Qué es lo que quieres que piense? Acaso no vez que el neandertal ese me hizo algo. Ahora lo recuerdo todo.

Histérica empezó a patalear, con esfuerzo logre mantenerla conmigo antes que se arrastrará de nuevo hacia Aki. Me sentía cansado, agotado y ya sin paciencia para tratar amablemente con ella.

-Cat, o te calmas o te amarro y te entrego a él.

Ante la amenaza, Aki soltó una risita, la primera que le escuchaba.

-Oh no, no te atreverías.

-No me tientes. Mira Cat, no estamos en circunstancias de ponernos exigentes, no sé dónde estamos y mucho menos quienes son ellos, lo menos que podemos hacer es esperar a que nos digan que quieren de nosotros. Entiendo cómo te sientes, pero por si no te has dado cuenta, tus super puños no le hicieron ni cosquillas.

Mis palabras parecieron tranquilizarla y aunque su cuerpo no se relajó, se calmó lo suficiente como para atreverme a soltarla.

-Ok, tienes un poco de razón allí Casanova, con tal que, Conan el bárbaro, no vuelva a acercárseme me mantendré como una cascabel, solo esperando.

-¿Conan? –Pregunto Aki levantándose- Tú también me llamaste así.

-Bueno, este… Es sólo un simple apodo. Es como decirte que… bueno que eres fuerte. –No sabía que otra cosa decirle, no si quería mantener el ambiente con las espadas abajo.

-¿Fuerte?, más bien diría que es puro musculo y nada de cere…

-¡Cat!- la interrumpí antes que causara más problemas- no puedes mantener el pico cerrado, ¿aunque sea por un rato? ¿me harías ese favor?- le ordené con una mirada que prometía mucho…

-mmm, ya que lo pides con tanta amabilidad. Creo que puedo esforzarme un poquitín, pero no prometo milagros.

Eso era lo único que obtendría de ella, con Cat nunca se sabía que esperar. Con un suspiro me enfrente a Aki.

-Tú ignórala, es lo que yo hago en estos casos.

- ¿Y es que en algún momento le he prestado atención?

-Ayyy… quien te crees que…

-¡Cat!

Encogiéndose de hombros, Aki, camino hasta detenerse junto a Kiara, no sin antes sonreírle burlón.

Vaya, con esa iban dos sonrisa, aunque no sé qué da más miedo, si las sonrisas o su grito salvaje.

Ante la burla, Cat dio un paso con intención de seguirlo.

-Tranquila… solo te está provocando.

Por lo visto ya no era el único que sabía que nervio tocar para encontrar la vena competidora de Cat, ni el único que se atrevía a enfrentarla.

Respirando profundamente, le regalo la sonrisa más siniestra que le había visto, y en los 17 años que tengo de conocerla le he visto muchas.

-uy uy, Mister músculos… tú y yo nos llevaremos a la mar de amores.

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