CAPÍTULO 06

lunes, 24 de diciembre de 2012

FELIZ NAVIDAD A TODOS

Hola mi gente bella, les deseo una Feliz Navidad, que la pasen en familia y amigos, con mucho amor y paz.

Como había dicho aquí esta mi realito navideño, el Capítulo 06. Espero que les guste y empiecen a amar cada personaje. Ahora empezaremos a conocer a cada chico, Aki tiene un espacio especial en mi corazón, ya irán viendo por qué.

Al final de esta semana subiré el siguiente capítulo... Porfis me dan su opinión.



Aideen

Sentado alrededor de un pequeño fuego, Aideen rebobinaba la cinta tratando de encontrarle algún sentido a todo lo que había ocurrido hasta el momento. Primero estaban en una fiesta, aburrida “sí”, pero al menos una fiesta con chicos y chicas, es decir humanos… rayos, aun no podía sacarse esas horribles imágenes de su cabeza, ni steven spielberg lograría crear efectos como esos. Lo peor de todo es que él ya había visto cosas como esas, en sus peores pesadillas siempre las veía, pero a la mañana siguiente las olvidaba, como si su mente tratara de protegerlo, ahora sabía que siempre estuvieron allí, parte de un mal sueño, parte de la realidad.

 ¡Diablos!, ya no sabía ni que creer. Puede que se hubiese quedado dormido, quizás el chocolate  que le robo a Cat del bolso le hubiese hecho daño, es más, apostaría que ella le puso algo para darle una lección. Ya se lo había prometido… Hey Casanova, me vuelves a quitar otro de mis dulces y te prometo que te haré pagar de una manera tan pero tan…. Bueno ya sabes de lo que soy capaz

Ufff. Aideen si que sabía de lo que era capaz, él siempre era el inventor de las travesuras, pero nadie le ganaba a Cat cuando se trataba de venganza, así que tal vez ella si se las había desquitado, quizás le había dado indigestión mientras dormía y por eso esta pesadilla se sentía tan real, quizás también por eso era que por más que se peñizcara no despertaba, hasta llego a pedirle  al gigantón ese que le diera un puñetazo y este ni lerdo ni perezoso no dudo en hacerlo, la mandíbula le dolía como el infierno.

Sobándose la quijada y con la mirada fija en las llamas, empezó a recordar retazos de algunas de sus antiguos sueños, los únicos que se había permitido recordar, así como de horribles eran las pesadillas, los sueños también podían llegar a ser igual de hermosos.

Siguió recordando lo que hizo al salir de la fiesta. Él y Cat se habían retirado de la misma, condujeron un buen rato el auto, se detuvieron en el parque que habían dejado atrás junto con su niñez. Ahora que recordaba esa parte de la noche, notó que Cat le había pedido que se fueran, estaba nerviosa, como si intuyera que algo andaba mal, que algo ocurriría, si sólo pudiese hablar con ella, pero Cat no hacía ningún movimiento desde que él despertara en la cueva.

¿La cueva?, sí, ahora que pensaba en ella, no era tampoco la primera vez que veía una de esas, tenía imágenes borrosas de una, así como un recuerdo tan lejano que lo ves borroso y en blanco y negro.

Sacudiendo la cabeza, volteó a ver el cuerpo de Cat recostado junto a él. Aki lo había bajado al suelo sin dejar de verle el rostro. Juraría que se sentía igual que Aideen al ver el parecido con la otra chica, sino fuera porque en sus ojos se reflejaba un brillo diferente, había ternura y algo más que no sabía descifrar, puede que fuese sólo su imaginación. Ese hombre no podía tener nada de ternura, había manejado la espada con una agilidad sorprendente, cada movimiento cortaba a su paso sin vacilar, lo cual decía que  para él las peleas eran la manta con la cual se arropaba antes de irse a dormir.

-Es hora de que la despiertes- le decía en voz baja la chica a Aki.

Luego de la batalla o lo que fuera que sucedió, la luz que había llegado con los extraños gritos y gemidos desapareció, aunque las espadas y cadenas seguían resplandeciendo –un aviso y una guía, dijo Aki. No se quedaron mucho tiempo allí, Aki cargo nuevamente a Cat y retomaron la marcha, ni siquiera dejaron que Aideen viese los cuerpos que los rodean, o lo que quedo de ellos.

-No creo que sea un buen momento- respondió en un murmullo con los ojos puestos en él – no creo que reaccione igual que el chico. ¿Acaso no recuerdas como se me lanzo a patadas? Esa mocosa no piensa antes de actuar y su mente es más fuerte de lo normal, ni tu pudiste darle una orden, tuve que recurrir a otros métodos.

-Como si eso te hubiese molestado. Pudiste haberla dormido en solo movimiento, pero te limitaste a dejar que te golpeara; no la dormiste hasta que se cansó.

Aki apretó las mandíbulas, reteniendo su carácter ya de por si inestable.

-Igual que tú dijiste “no imagines cosas donde no las hay”. Lo único que intente fue que sacara un poco de su frustración así cuando despierte no lo hará tan asustada.

-¿Frustración? ¿Asustada?, estamos hablando en el mismo idioma y de la misma chica.

-Si esa chiquilla se parece en algo a ti hará de mis días un tormento.

Soltando un gruñido, se acercó a Cat. El cuerpo de Aideen se tensó esperando en guardia por si tenía que actuar en protección de ella. Hasta el momento ninguna de sus preguntas había obtenido respuesta. Siguieron caminado como si nada hubiese pasado, como si no los hubiesen atacado o como si no hubiesen dejado cuerpos desmembrados en el camino. Así que si esa mano que se acercaba al cuello de Cat le hacía daño, él se encargaría de que no logrará volver a mover los dedos, aunque para su vergüenza tuviese que morderlos porque en un tú a tú jamás lo tiraría al suelo. Su orgullo quedaría molido, porque el único cuerpo destrozado sería el de él. A la mierda con su orgullo antes muerto que dejar a Cat sin defensa.

-Relájate- Dijo la firme voz de la Kiara.

-¿QUÉ? ¿Acaso me estás leyendo la mente o qué? –no quería ser grosero, ante todo era una mujer, y a la única mujer a la que él gritaba estaba ahora en los brazos de Morfeo, acostada a su lado, pero es que su paciencia había llegado a su límite.

-No tengo que leer tu mente para saber lo que estás pensando, tu cuerpo tiene palabras suficiente para explicarse- respondió al intercambiar una mirada con Aki –Falta, aproximadamente una hora para el amanecer, en cuanto salga el sol contestare tus preguntas, las que pueda de ellas. Por el momento relájate, lo que menos queremos es lastimarlos. Aki solo la despertará, créeme, tu amiga no podría estar en manos más seguras.

Volvió a intercambiar una mirada con Aki. No sabía porque, pero tenía la sensación de que decía la verdad. Este hombre pondría a Cat ante que él mismo.

Con sumo cuidado retiro la capa del cuerpo de Cat. Lego esos largos dedos apretaron algún musculo en su cuello. Como si acabara de despertar de una buena siesta, Cat se estiro y le dio una sonrisa dormida. La imagen era como cualquier otra mañana de las que Aideen pasaba en la casa de ella cuando había tenido una discusión con sus padres.

-Hey, ¿ya está el desayuno?

Aideen sonrió sin querer hacerlo, siempre tenía ese efecto en las personas, era parte de lo que ella era.

-¡Hey usb!, ya era de que te levantaras.

-¿Mmm? Tengo hambre.

-¿Cuando no?

-¿Así? Pues mira que…

Se sentó abruptamente, notando que no estábamos solos ni estábamos en su casa. Clavó los ojos en Aki, quien permanecía aún en cuclillas a su lado.

-Hijo de…

Saltando sobre él, lo tiro al suelo. No esperando esa respuesta, Aki calló de espaldas con Cat encima. Con sus pequeños puños, repartió golpes donde encontrará lugar, rostro, pecho, hombros. Él solo se dejaba golpear, al parecer los puñetazos de Cat eran como molestos mosquitos.

-¡Cat! –grite mientras la agarra entre mis brazos y la quitaba de encima.

-Cálmate, no se está defendiendo, Cat, por una vez en tu vida párate a pensar un poco.

-¿Qué es lo que quieres que piense? Acaso no vez que el neandertal ese me hizo algo. Ahora lo recuerdo todo.

Histérica empezó a patalear, con esfuerzo logre mantenerla conmigo antes que se arrastrará de nuevo hacia Aki. Me sentía cansado, agotado y ya sin paciencia para tratar amablemente con ella.

-Cat, o te calmas o te amarro y te entrego a él.

Ante la amenaza, Aki soltó una risita, la primera que le escuchaba.

-Oh no, no te atreverías.

-No me tientes. Mira Cat, no estamos en circunstancias de ponernos exigentes, no sé dónde estamos y mucho menos quienes son ellos, lo menos que podemos hacer es esperar a que nos digan que quieren de nosotros. Entiendo cómo te sientes, pero por si no te has dado cuenta, tus super puños no le hicieron ni cosquillas.

Mis palabras parecieron tranquilizarla y aunque su cuerpo no se relajó, se calmó lo suficiente como para atreverme a soltarla.

-Ok, tienes un poco de razón allí Casanova, con tal que, Conan el bárbaro, no vuelva a acercárseme me mantendré como una cascabel, solo esperando.

-¿Conan? –Pregunto Aki levantándose- Tú también me llamaste así.

-Bueno, este… Es sólo un simple apodo. Es como decirte que… bueno que eres fuerte. –No sabía que otra cosa decirle, no si quería mantener el ambiente con las espadas abajo.

-¿Fuerte?, más bien diría que es puro musculo y nada de cere…

-¡Cat!- la interrumpí antes que causara más problemas- no puedes mantener el pico cerrado, ¿aunque sea por un rato? ¿me harías ese favor?- le ordené con una mirada que prometía mucho…

-mmm, ya que lo pides con tanta amabilidad. Creo que puedo esforzarme un poquitín, pero no prometo milagros.

Eso era lo único que obtendría de ella, con Cat nunca se sabía que esperar. Con un suspiro me enfrente a Aki.

-Tú ignórala, es lo que yo hago en estos casos.

- ¿Y es que en algún momento le he prestado atención?

-Ayyy… quien te crees que…

-¡Cat!

Encogiéndose de hombros, Aki, camino hasta detenerse junto a Kiara, no sin antes sonreírle burlón.

Vaya, con esa iban dos sonrisa, aunque no sé qué da más miedo, si las sonrisas o su grito salvaje.

Ante la burla, Cat dio un paso con intención de seguirlo.

-Tranquila… solo te está provocando.

Por lo visto ya no era el único que sabía que nervio tocar para encontrar la vena competidora de Cat, ni el único que se atrevía a enfrentarla.

Respirando profundamente, le regalo la sonrisa más siniestra que le había visto, y en los 17 años que tengo de conocerla le he visto muchas.

-uy uy, Mister músculos… tú y yo nos llevaremos a la mar de amores.

Te Esperaré toda mi Vida - Megan Maxwell

viernes, 21 de diciembre de 2012
 
¿Qué ocurriría si una mujer de siglo XXI, como tú, viajara en el tiempo al siglo XVII?Averígualo sumergiéndote en las páginas de esta novela de la mano de Montse y sus dos amigas, Julia y Juana; unas españolas afincadas en Londres.Una rifa, un premio, un viaje, una ciudad: Edimburgo. Tierra de leyendas y escoceses.Allí, en aquel momento, en aquel lugar, ocurrirá algo que cambiará para siempre la vida de la protagonista y sus amigas.¿Quieres saber qué pasa? ¿Te apetece sonreír y divertirte? ¿Deseas enamorarte?Entonces, no tienes más remedio que abrir el libro y ponerte cómoda.¡Disfrútalo!

RESEÑA


Sinceramente, entre todos los libros de literatura medieval, mezclada con un poquito de ciencia ficción; este ha sido mi favorito.

La escritora Megan Maxwell, no sólo supo entretenernos con una trama interesante, realista y con un toque de romanticismo, si no que nos mantiene muriéndonos de la risa durante toda lectura.

Y ha sido justamente eso lo que me ha hecho enamorarme de este libro. El personaje de Montse es más cómica que otra cosa y sus amigas nunca se quedan atrás.
Megan, supo como entrelazar ambas épocas de un modo que el lector jamas perdía de vista el hilo de la historia. Lo mejor de todo era que los chistes son frases que se ven y usan diariamente.
Ya sabemos que las mujeres de esa época eran sumisas y vistas como el sexo débil; pues en este libro Montse nos enseña que de sumisa y mansa no tiene un solo pelo.
De verdad chicas, Montse nos enseña por medio de su mente un poquito retorcida, como piensa una chica del S XXI, una chica independiente y liberal, sin dejar de lado su lado romántico, enamorada del amor.

En mi escala personal de 1 al 5; este libro se lleva un 5 bien ganado.

Si quieren pasar un buen rato, con una lectura refrescante y a la vez reírse a montones, pues se los recomiendo 100 %


CAPÍTULO 05

jueves, 20 de diciembre de 2012



Kiara

-¿Estás seguro de que el chico se encuentra bien? 

-Realmente lo hiciste para lucirte, ¿cierto?

No era una pregunta, más bien una afirmación. Aki tenía razón, no era necesario haberse quedado delante de Aideen mientras ella luchaba contra los esbirros del consejo, daba igual que hubiese podido esconderle al chico un poco más la realidad en la que se encontraba, pero ella no deseaba hacer más de niñera, entre más rápido Aideen comprendiera su mundo más pronto se habituaría a él.

-Sabes tan bien como yo que tarde o temprano se tendría que enfrentar con los “shadows”. Hay peores cosas que ellos, además en ningún momento he dicho que no me guste presumir de lo que hago.

-Ni tú te lo crees. Kiara, no hay quien te conozca mejor que yo. No eres ninguna chica frágil, a pesar de ser hermosa… no me interrumpas –le calló levantándole la mano al ver que iba a contrarrestarlo –Siempre has sido bella, Kiara, y si no fuese yo, este yo que conoces, hace rato que hubiese intentado algo contigo. Pero el caso es que con tu actitud solo deseas mostrarle a quien trate de acercársete que no tienes ningún interés en relacionarte, me refiero a cualquier tipo de relación, pequeña.

“Pequeña”, siempre la llamaba así cuando hablan de temas que no fuera su lucha contra el consejo y la guerra que se aproximaba. Aki era su hermano, su protector y su maestro. Él le enseñó todo lo que sabía sobre lanzar puñetazo y patadas, además era un experto en armas y ese conocimiento lo había compartido con ella, aunque dudaba que algún día lograra superarlo. Existía un aspecto de la vida de Aki que sólo él conocía, y era eso lo que lo impulsaba a vivir, del mismo modo que ella tenía su propia batalla interior, su propio pasado que la había convertido en lo que era.

-He visto como te mira- continuo Aki mientras toma su mano derecha entre las de él- si no me equivoco has causado una fuerte emoción en él…

-Ni lo menciones- le interrumpió soltándose de su suave agarre y dándole la espalda- Se por dónde quieres ir y desde ahora te digo que estás muy equivocado. Si lo notas interesado en mí es porque ha notado que soy la viva copia de su amiga, eso es todo. No imagines cosas donde no las hay.

Solo Aki conocía parte de su secreto, y eso era porque ella había tenido que contarle parte de la profecía cuando lo había conocido de modo que éste pudiera ayudarla y confiara en ella. Aki también tenía parte en el futuro que se aproximaba, no había sido una coincidencia que se conocieran, todo eso ya estaba escrito, lo que faltaba por ver era como sería las cosas de allí en adelante. Ella sólo sabía lo que iba a ocurrir hasta que encontraran a Aideen, de allí estaba igual de perdida que los demás, sus visiones se habían apagado justo en el momento en que su mente tocó la de Aideen, su vista se apagó y la mano del futuro que la guiaba la soltó. Ahora sus ojos eran capaces de ver solamente lo que tenía ante ella.

-Déjalo, ¿si?- volviendo a darse la vuelta le presionó viendo que él no quería dejar el tema zanjado- Dime si él esta bien, no ha reaccionado desde que el primer “shadows” se acercó.

-Y que esperabas, hasta a mi da lastima verlo así. El pobre chico aparece de pronto en un lugar que no conoce, con dos extraños que no le dicen nada, sin contar que mi aspecto debe de haberlo asustado ¿no?. Y para rematarlo se ve envuelto en medio de una batalla donde aparecen criaturas más horribles que yo, ¿así que esperabas?

-Oh vamos, si tú no te pareces en nada a ellos, tus cicatrices son medallas que gustosa llevaría yo por ti- le dice entre risitas para aligerar el ambiente- sé que no te gusta recordar el pasado, pero el hecho de que hayas estado a punto de convertirte en un “shadows” no quiere decir que tengas nada que ver con ellos. Además, no son tan horribles.

-¿En serio?, rostros putrefactos, colmillos goteando sangre, miembros deformados…

-Si, si, si, ya entendí, son feos y ¿que? Por lo que sé de la Tierra, hay criaturas peores- le contrarrestó.

-Muy cierto, pero también sabes que esas criaturas a las que te refieres no existen en realidad, sólo existen en sus mentes gracias a nuestro mundo y lo poco que han visualizado de él.

-Bien, esta vez te doy la razón, pero no te acostumbres, no me gusta perder- encogiéndose de hombros dio el tema por terminado.

-Sólo esta en shock. Dale otro par de minutos para que vuelva a la normalidad.

Realmente Aideen demostró ser más fuerte de lo que ella esperaba. Si hubiese sido uno de los principiantes que Aki entrenaba, habría salido corriendo a esconderse, en cambio él se había quedado tan quieto como ella le había mandado y fue aún más valiente como para haber mantenido los ojos abiertos en todo momento, tanto así que aún no había pestañeado.
Riéndose entre dientes, Kiara recogió su bolso para tomar el frasco que contenía la pequeña muestra de agua que habían logrado tomar.

Tenían mucho que agradecer por que no tuvieron que utilizarla, si no el final hubiese sido otro.

Tomó el collar que colgaba de su cuello y enganchó en él el frasco. Colgar de su cuello era el lugar más seguro para mantenerlo. Miró nuevamente a Aideen y se percató de que éste ya estaba despertando.

-Esta volviendo en sí- le comunico a Aki.

-Mmm. Demoró más de lo que había pensado –rascándose la barbilla, se agachó y chasqueó los dedos frente al rostro del chico- Diría que se había desmallado de no ser porque sus ojos estaban abiertos y no ha dejado de temblar. Mira ya esta parpadeando con rapidez, eso quiere decir que esta regresando de dónde sea que haya ido.

Kiara se paró a lado de Aki para ver mejor como reaccionaba Aideen.

-¿Crees que recuerde todo?

-A juzgar por como nos está mirando ahora mismo, puedo asegurarte que no ha olvidado ni un minuto.

Aideen comenzó  respirar agitadamente, su cuerpo se estremecía y su cabeza giraba de un lado a otro mirando de ella hacia Aki.

-Ahora va a comenzar a gritar, dirá que todo esto no es real, exigirá respuesta y…

-Si, ya sé que seguirá a continuación. Mejor cállate no ves que lo estamos asustando más.

-Si bueno… Kiara, creo que eres tú quien lo esta asustando, observa con que cara te está mirando. Yo diría que ahora se acaba de dar cuenta que todo paso en realidad.
Dejando de discutir, volteo a mirar el rostro de Aideen; éste la miraba interrogándola con los ojos.

-Waooo. Yo quiero una de esas –fue lo primero que salió de su boca- ¿Como es que ahora son pulseras y antes cadenas? Sabes, creo que a mi se me verían mejor.

¿Qué? Esto era lo último que esperaba escuchar, igual que Aki ella también se imagino gritos y pataletas, pero jamás se le paso por la mente que terminara pidiéndole un par de sus cadenas. Por lo visto no iban a tener un trabajo nada fácil, Aideen estaba demostrando ser muy diferente a como ella había imaginado.

-Al parecer nos hemos equivocado contigo niño, no has reaccionado como esperaba. Pero dudo que puedas manejar una de esas – respondió Aki señalando las pulseras de Kiara- Esas no se compran ni se regalan… se ganan. 

-Pues sigo pensando que las puedo lucir mejor, quizás y haga algo por conseguirme unas.

Se levanto lentamente, sus piernas aún temblaban un poco, pero lo disimulo rápidamente. Si estos creían que iba a demostrarles debilidad estaban muy equivocados. 

-Entonces… -adquiriendo su mejor pose defensiva, Aideen se preparo para enfrentarse a su batalla personal -¿quien de ustedes me explicará dónde estoy y qué eran esas criaturas?



P.D. Chicos se que desean saber más del capí anterior, pero para eso deben saberlo por parte de Aideen, además estoy pensado unir todo en un libro al final y allí veran ciertas escenas que soló las pondre en el libro.
Me gusta poner el la hstoria en las voces de Kiara y Aideen, ya que ambos tienen personaldades diferentes y ven las cosas de modos diferentes.
Espero que les este gustando mi historia. Ahora que estoy de vacas subire los capítulos seguidos unos de otros, no dejen de visitarme. 

CAPÍTULO 04

lunes, 2 de abril de 2012



Aideen

La negra noche le rodeaba, sentía cientos de ojos que le observaban siguiendo cada uno de sus movimientos. En su vida había visto una noche tan oscura. Levantó la mirada hacia el cielo, buscando con anhelo la cara de alguna estrella. “Nada”, un cielo igual de negro lo arropaba, ni siquiera veía algún vestigio de la luna, “¿acaso esta también se había escondido? Quizás la oscuridad de esta noche también le asustaba”

De pequeño Aideen siempre había asistido a campamentos de verano, había sido un buen chico scout, hasta que decidio dejar de ser bueno. Se salió de los Boys Scout, se acabó el ayudar a cruzar ancianitas… Bueno, lo de las ancianitas nunca fue cierto, eso era más televisión que otra cosa. Ellos acampaban, hacían juegos y actividades al aire libre, actividades benéficas y otras de recolección para el club.

Siii, en definitiva esos fueron otros días… La cuestión en estos momentos es que en todas las veces que él fue a acampar –y esas veces fueron bastantes como para recordarlas- nunca había visto que la noche fuese una mancha de oscuridad que te rodeara, te cubriera y que pisaras. No había un solo rayito de luz que le sirviese para guiarse, ni siquiera podía ver donde pisaba o si acaso existía un suelo más adelante dónde su pie se posara firmemente.

Si no fuese por la mano que lo guiaba hace mucho rato que se hubiese puesto a temblar como un cachorro abandonado bajo la lluvia. No porque él estuviese abandonado como ese perro o porque le temiese a la oscuridad; él no le temía a la noche ni a la oscuridad; él le temía a “esa noche y a esaaa oscuridad”. Existía un solo motivo por el cual él le tenía pavor, porque era la misma noche de sus pesadillas, de sus sueños más locos, esos en dónde aparecían las peores criaturas que viviesen en las imaginaciones de todo hombre, hasta peor que aquellas que habitaban la mente de un escritor loco.

Esa mano que ahora lo guiaba era su salvavidas, su confort, la luz que ahora lo mantenía firme y seguro. Una mano pequeña, frágil a juzgar por las apariencias y más fuerte de lo que cualquiera pensaría. Y Aideen podría ser muchas cosas, pero algo que no era es un tonto, así que sabía que la única razón por la que esa mano sostenía la suya era porque no había de otra. Si en otras circunstancias a él se le ocurriera tan siquiera rozar esos dedos, era cien por ciento seguro que terminaría acostado sobre su espalda en un cerrar de ojos, y no llegaría al suelo de una manera delicada. No, lo más seguro es que le crujiría la espalda al caer.

Llevaban más de una hora caminando, desde que salieron de la cueva; la cueva en la que despertó y se vio sumergido en esta locura. Antes de salir, el tal Aki le había dado una capa negra, de un material suave y delicado parecido a la más fina seda –tan desconcertante comparándolo que el aura que reflejaba Aki que no podía imaginar verlo usándolo. A Cat también la habían cubierto con una igual, que ha juzgar por el tamaño debía de ser de la chica. Sin embargo ellos no llevaban otra cosa que esas piezas de cuero que le cubrían el cuerpo, al menos la chica puesto que Aki sólo vestía lo que parecía ser un pantalón; mostrando la espalda desnuda cubierta solo de sus cicatrices y por lo que Aideen suponía, sin el menor pudor o vergüenza de ellas.

Ahora mismo, Aki comenzaba a agradarle un poco, no era el síndrome de Estocolmo ni nada de eso, tan solo consideración hacia el hombre que llevaba a su amiga con la mayor delicadeza posible, lo más delicado que se pudiese ser tomando en cuenta que la llevaba al hombro como si fuera un saco de papa. Pero hombre, tenía que ser honesto y admitir que después de todo el tiempo que llevaban caminando -sin detenerse ni para un suspiro de descanso- Aki seguía manteniendo a Cat cubierta con la capa y en la misma posición inicial, con la mano posada sin apretar sobre su espalda. Así que sí, a juzgar por eso Aki estaba siendo un hombre delicado, aunque otra cosa sería la que opinase Cat cuando despertará. Deseaba estar presente cuando lo hiciera porque se venía una bien grande.

Los pies de Aideen ya se estaban rindiendo. Desde que se despertará sin recordar como ni por qué Cat y él estaban aquí, se sentía como si él cuerpo le perteneciese a otro, no reconocía sus músculos ya que estos no le querían obedecer. “Un paso más” se decía a cada minuto, no sabía a dónde rayos de dirigían, pero sólo le importaba dejar atrás esta oscuridad, y si para eso tenía que poner su vida en esta pequeña mano, pues que así fuera.

Si fuera otro estaría preguntando que tan siquiera le dijeran en donde estaba, o si faltaba mucho para llegar a cualquier lugar dónde fuera que lo llevasen, pero era él y no otro por eso no preguntaba, sin contar que al principio lo intento, y esos dedos -que ahora lo rodeaban con firmeza pero sin lastimarlo- lo habían apretado tan fuerte que por un momento creyó que quebraría sus dedos, así que entendió a la perfección que no era el tiempo de preguntas, no necesitó más aclaración, con esa la bastó para mantenerse calladito. Como él siempre le decía a Cat “Calladita te ves más bonita”.

Iba reflexionado en todo eso cuando de súbito se detuvieron, tan rápido que perdió el paso y termino estrellándose contra la espalda de la chica.

¿Pero qué demo…? No había terminado de formular la pregunta en su mente cuando se vio empujado contra el suelo, acostado sobre su estomago. Aki sin perder tiempo coloco el bulto que era Cat en esos momento, aun lado suyo. Llevándose un dedo grandísimo a los labios le señalo que se mantuviera en silencio.

Aideen, recordándose que no era ningún tonto, asintió con un movimiento casi imprevisible de la cabeza.

Aki lo capto sin ninguna dificultad. Sabía que Aideen debía tener cientos de preguntas que dispararle, pero debía de sentir el peligro para decidir haberse quedado callado y acatar las órdenes que le estaba dando. Antes de darse la vuelta le indico por medio de señas que sin  importar qué, no se levantara ni se quitase la capucha. Aún con capucha y todo sería imposible evitar que viese lo que sucedería a continuación, pero el deber de Aki era evitar que lo lastimaran, no el evitar que sus ojos se abrieran a su nueva realidad.

Abrazando fuertemente el cuerpo inconsciente de Cat, Aideen mantuvo su cabeza cubierta. Sus ojos abiertos en expectación, vieron como Aki junto a la chica de cabellos blancos, interponían sus cuerpos ante lo que estuviese a punto de aparecer.

Su corazón se aceleró, sus palpitaciones eran tan rápidas y fuertes que las sentía zumbar en sus oídos. Intento casi sin éxito tranquilizar su respiración. Fuera lo que fuera que viniese no debía ser bueno cuando Aki de repente saco de un lateral de su pantalón un pequeño cuchillo; apretó algún dispositivo o botón por que el pequeño chuchillo de pronto era una enorme espada azul brillante.

Aparto la mirada del arma y la dirigió hacia donde venia una bola de luz amarilla con velocidad dirigiéndose a ellos. Fue en ese momento que entendió porque había logrado ver la cara de Aki cuando este le había dado las indicaciones. La noche que había sido antes sólo oscuridad estaba ahora alumbrada por un resplandor tenue que iba haciéndose mayor a medida que la bola de luz se acercaba.

Aideen cerró los ojos con fuerza pensando que quizás de ese modo podría hacer que todo desapareciese y regresara con Cat al parque o hasta a la ruidosa fiesta de Alaina, cualquier cosa con tal de no estar aquí. Su intento de escape fue imposible, aún con los ojos cerrados la luz traspasaba sus parpados apretados.

La luz se hizo tan brillante que sentía quemarle la piel a través de la capa y la ropa que lo cubría. Así como la luz se había encendido con la potencia de miles de focos alumbrándolos, se apagó y se llevo con ella el calor.

No sabía por qué, pero Aideen apostaba su mayor tesoro a que eso sólo había sido la antesala a lo que se venía. Había sido el gran preludio, el opening para el show del año.

Si les había llegado la hora final, se juró que iba a disfrutar de tener el primer lugar en la premier. Con determinación abrió los ojos, no estaba en su casa, no estaba en la fiesta, ni estaba en ese parque, pero estaba aquí y ahora, tenía a Cat a su lado y debía de cuidar de los dos. Aún también le importaba esos dos que los habían secuestrado ya que sin titubear se habían interpuesto entre el peligro y ellos.

Aki se mantenía en la misma posición, de espalda a ellos y con la pose de un guerrero listo para el ataque. La luz había desaparecido regresando la negrura a la noche, pero la espada de Aki refulgía azul dando un vistazo del cuerpo del hombre. A su lado, los cabellos blancos de la mujer se mecían ante el suave viento que antes Aideen no había notado pero que ahora traía consigo susurros de bajos gemidos y grito ahogados. Deslizo la mirada por el cuerpo de ella, su espada esta erguida, las piernas levemente separadas, sus manos empuñaban cadenas del mismo material brillante que la espada de aki; le rodeaban varias veces las muñecas y terminaban arrastrándose en el suelo.

De repente el viento que antes era leve, aumento en  potencia; los gemidos ya no eran bajos y los gritos ahora salían con estrepito. Hojas y polvo fueron levantados del suelo y se estrellaban contra sus cuerpos. Los guerreros que los protegían no parecieron notar el cambio en el ambiente; concentrados en lo que el viento traía empezaron a agitar sus armas.
Aki, batió su espada de un lado a otro mientras que su compañera se distancio unos pasos considerables y empezó a mecer las cadenas dando vueltas alrededor de su cuerpo. Era un baile hermoso –si fuese en otra ocasión y no en este- ver como el brillo azul que emitían las cadenas danzaban alrededor del pequeño cuerpo.

Pasados unos segundos Aideen pudo darse cuenta que el movimiento de las armas estaba creado su propio viento; ondas de aire que se arremolinaban entorno a ellos, enfrentándose a los sonidos que traía la otra corriente de aire. Era una lucha de voluntades entre el silencio de los remolinos de aire provocados por las armas de luz azul contra los gritos que el otro viento traía.

Por un momento el silencio de la luz azul ganó. Aki detuvo el batir de su espada y adopto una pose mortal dando a entender que lo que estaba por venir sería el punto decisivo.

Las cadenas no perdieron su baile, en cambio parecieron aumentar la rapidez de sus pasos. Iban tan rápido que parecían haber desaparecido y en su lugar estaba una energía azul que rodeaba al cuerpo de su dueña. El largo cabello flotaba por encima de su cabeza, las blancas hebras empezaron a emitir destellos de luz blanca que combinaba a la perfección con la energía azul. Era increíble y hermoso, si Aideen moría hoy se irían con la imagen más maravillosa que sus ojos hubiesen visto. Parecía una diosa a punto de impartir castigo. Con un grito salvaje que prometía dolor lanzo la cadena de su brazo izquierdo hacia al frente y la de la derecha hacia ese mismo lado.

Las cadenas cortaron la oscuridad a medida que caían. Se escucho un lamento agudo seguido de un grito en respuesta que demandaba venganza.

Con su grito vikingo, Aki salió corriendo adentrándose en la oscuridad. Su cuerpo fue absorbido por las sombras. En vez de ir en su ayuda la chica de las cadenas ocupo su lugar, poniéndose ella como barrera entre ellos y el mal que los retaba.

-Pase lo que pase, escuches lo que escuches y veas lo que veas… No te muevas, no emitas ningún sonido. Ahora comienza lo bueno –fue la única advertencia que dio justo antes de que comenzara la peor de las pesadillas de Aideen.

Somos un Blog Ecológico

viernes, 30 de marzo de 2012




¡Desde hoy YO TAMBIÉN puedo gritar al mundo que mi blog es de impacto cero!

Participando en la iniciativa ecológica promovida por Geniale.es lograré que se plante un árbol en una zona con riesgo de desertificación. 


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Según el Dr. Alexander Wissner-Gross, un activista del medio ambiente y físico de Harvard, una sola página web es responsable de la emisión de 3,6 kg de CO2 de media al año, mientras que un árbol es capaz de absorber 5 kg. El resultado final es a favor del oxígeno: gana mi blog y gana el ambiente.

Geniale.es, a través de la distribución de catálogos en formato electrónico, promueve una filosofía verde enfocada a disminuir el uso y desperdicio de papel para fines comerciales. Los catálogos más importantes y conocidos están disponibles ahora también online, como por ejemplo,


Los catálogos son muy fáciles de hojear, como puedes comprobar: 

Ikea -> http://www.geniale.es/folleto/ikea

Carrefour -> http://www.geniale.es/folleto/carrefour

Decathlon -> http://www.geniale.es/folleto/decathlon


La iniciativa está teniendo una gran acogida entre los blogger. El objetivo de CO2 Neutral es plantar 1.000 árboles en 12 meses, y hoy, gracias a vuestra ayuda, hemos podido plantar un pequeño bosque que cuenta ya con 300 árboles. Si llegamos a la meta, añadiremos al total de árboles un extra como premio al activismo de los blogger españoles.

Para conocer todos los detalles sobre la iniciativa pincha aquí:

http://www.iplantatree.org/project/7



¿Cuanto CO2 absorbe un árbol?

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) estima que un árbol absorbe cada año una media de 5kg al año.




¿Cómo puede un árbol anular la producción de dióxido de carbono de tu blog?


Cuanto CO2 produce mi blog? Según el Dr. Alexander Wissner-Gross, un activista del medio ambiente y físico de Harvard, un sitio web produce un promedio de 0,02 gramos de CO2 por cada visita. Calculando 15.000 visitas de páginas al mes, esto se traduce en 3,6 kg de CO2 al año. Esta producción está principalmente vinculada a la operación de los servidores.

¿Cuánto CO2 es absorbido por un árbol? Depende de muchos factores, pero la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) estima que un árbol absorbe cada año una media de 10 kg de CO2. Nosotros estimamos que tu árbol absorberá al menos 5 kg por año.



Los árboles son los pulmones de nuestro planeta. Cortar un árbol sin plantar otro es destruir poco a poco esos pulmones que nos regalan el oxigeno diario.

Les invito a formar parte de este movimiento.

Cualquiera puede unirse a este movimiento, incluye a blogs y cualquiera página Web.
Vamos Chicos, luchemos juntos por salvar nuestros árboles.

Capítulo 03

jueves, 29 de marzo de 2012



Kiara

Si alguna vez alguien era tan idiota como para decir que arrastrar no a una, sido a dos personas a través de un viaje dimensional con sólo tu poder mental, a tal punto que casi te achicharronas el cerebro en el proceso, era tan fácil que hasta un infante psíquico lo haría… Ella iba a matarlo, muy len-ta-men-te y luego bailaría sobre su desmembrado cuerpo o lo que quedará de él.

Lo cierto era que ni siquiera ese dulce pensamiento era capaz de reconfortarla, ningún otro psíquico habría logrado lo que ella esta noche, ni aun el más fuerte de los maestros. Ella era la única con la capacidad de tele-transportar a un humano, bueno, sólo a ese “humano”, ese chico tonto y… y…

Con un suspiro frustrado desistió de buscarle otro nombre; jamás encontraba la palabra correcta que lo insultara de modo que ella sintiera un poco de… ¿de que? ¿Venganza? No, no era vengarse lo que quería; querer vengarse implicaría sentir algo por esa persona aunque ese algo sólo fuese odio, y ella por el contrario no sentía nada hacia él, hacía mucho que había dejado de hacerlo, no cuando él la había olvidado, no cuando se alejó de ella dejándola sola, sola para sufrir, sola para ganar su poder con el fin de traerlo.

Sí, ella sólo lo había traído porque era su misión en la profecía, no por ella, nunca por ella.

“Nunca por ella”

Quizás si se lo  convirtiera en su mantra personal podría llegar a creerlo. Aquello era lo que más la enojaba, por más que se repitiera una y otra vez que ella no tenía nada que ver con el hecho de que él estuviese aquí, existía una cierta parte –una parte muy extraña y muy pero muy pequeña- que le impedía aceptarlo totalmente. Igual ahora mismo no era algo que le preocupara, no le quitaría el sueño, como ya se había dicho era una parte muyyy pequeña, y eso era lo que importaba.

Caminando rápidamente –no es que quisiera deshacerse de él, dejándolo atrás, no llegaría a ver el sol de la mañana si él se quedaba solo en Tahamir- no deseaba estar a un suspiro de distancia, no tan cerca de su cuerpo, no más de lo necesario. Sabía que para completar su misión debía enseñarle, lo cual implicaba manteársele pegada, pero ahora no estaban en el campo de entrenamiento así que no tenían por qué respirar el mismo aire.

Mientras entraban a la cueva principal; dónde ella había llevado a cabo el ritual prohibido que lo trajo; dirigió sus pasos hacia el la fuente de agua pura. Las rocas de esta cueva proveían al agua de un poder sanador, eran piedras sagradas para los habitantes de Tahamir y por eso las protegían con sus vidas. Hace cientos de años, algunos seres malvados enviados por el consejo, empezaron a rastrearlas y destruirlas, pero aun peor, las utilizaban para traer dolor, mataban la pureza de la piedra y la transformaban en un arma de muerte.

Necesitaban derrocar al consejo y sólo Aideen tenía el poder para hacerlo. Él aún no lo sabía, no podía enterarse del papel decisivo que jugaría en la guerra que se aproximaba, primero tenía que encontrar su poder y aprender a usarlo, y no lograría hacerlo si primero no se encontraba a sí mismo. Lo peligroso y que tenía a toda su familia preocupada a tal punto que estaban a punto de perder la poca fe que los mantenía luchando, era que nos les quedaba mucho tiempo, no el tiempo suficiente para que él encontrará su espíritu. Hacía muchos años que Aideen los había dejado, años en los que los olvidó, que la olvidó; Ahora era un chico cínico, irresponsable, su mente estaba cerrada y no aceptaría de buena gana su herencia, el patrimonio familiar que le había sido entregado antes de nacer. Tenían que aprovechar el poco tiempo que les quedaba. Sus amigos ya casi lo habían dado por todo por perdido; ella aún no, lucharía junto Aideen por que ella creía en que si él no encontraba a su espíritu, el espíritu lo encontraría a él. Ella tenía suficiente fe por todos. A ella ya no le importaba el Aideen hombre, eso no quería decir que no creyera y confiará en el Aideen guerrero… Aideen el “caminante de sueños”.

De regreso a la realidad de la cueva, se arrodilló ante el manantial que se formaba en el suelo rocoso; el agua azul transparente refleja el brillo de las piedras, el poder que ellas escondían. Sacó un frasco del bolso que colgaba de su hombro y lo lleno de agua, era un envase pequeño que llevaría la cantidad de agua suficiente por si les surgía una emergencia, aunque ella rogaba a Dios que no llegará a suceder. Si se veían en la penosa necesidad de hacer uso del agua, los rastreadores los encontraría, ya que cuando el agua de las rocas sagradas era utilizada esta actuaba como un faro de energía que los atraía. Correrían hacia ellos hambrientos del poder y al final la misma energía del agua los llevaría a su fuente.

Tenían que evitar eso a toda costa, aún a costa de sus vidas; menos la de Aideen, esa era la única que no se podía perder.

-¿Dónde está Cat? ¿y tu “amigo”? ¿Dónde está él? ¿Cómo puede dejarte sola?, yo podría atacarte, luego ir por Cat y escapar juntos.

Se había detenido justo detrás de ella, lo sabía antes de que preguntara. Ellos tenían una conexión extraña, eso era algo que no entendía; por lo general los psíquicos más fuertes son capaces de enlazarse a sus compañeros, pero ellos… ellos en primer lugar no eran compañeros, ni lo serían, eso nunca. Y segundo, el aún no tenía nada de poder.

Sin importar el motivo, allí estaba esa conexión, más fuerte que cualquiera que hubiese sentido en toda su vida,  fue por eso mismo que siempre supo donde estuvo él, sabía que la seguía con la mirada, que se acercó sigilosamente a ella para tratar de intimidarla, lo cual era imposible, él jamás lograría ponerle un dedo encima, era más fuerte que él y estaba entrenada en el arte de la lucha y manejo de armas. Peor para él, eso provocaría a Aki, y cuando Aki estaba de mal humor no había guerrero que no le temiera, ni los más fuertes del clan se atrevía a enfrentársele.

Desconocía el motivo, pero apenas despertó había visto molesto a Aki… es más, no creía que molesto fuera la palabra correcta, él estaba frustrado y ese era otro estado de humor en el que no era aconsejable acercársele.

-Si lanzas tus preguntas más lento podré contestarlas todas – le respondió tratando de darle a su voz un matiz despreocupado –No entiendo esa costumbre de ustedes los de la Tierra, como si preguntar de ese modo cambiara el resultado de las respuestas.

-¿Nosotros los de la Tierra? ¿Eres tan humana como yo? Solo existe un lugar en el que podemos estar…esa es la Tierra… Estás más loca que una cabra o estamos en un de esos set de películas de baja calidad que presentan por la tele en la madrugada.

Guardando nuevamente el frasco dentro de la maleta, Kiara se levanto y se dio  la vuelta quedando frente a él. Caminaba de un lado a otro sin dejar de mirarla. Sus ojos le tiraban dardos… jaa -Como si eso fuera a intimidarla.

-No seas más tonto de lo normal. Sí, soy humana. No, no estas en la Tierra. Y no otra vez, esta no es una mala película, lo que quiera que sea eso, aún no he tenido tiempo de ver una para investigar detalladamente lo que es.

-¿Qué? ¿NUNCA HAS VISTO UNA PELICULA? O  es que vives metida en la montaña sin acceso total a la electricidad o no te han dejado salir de tu casa en toda tu vida- Su rostro mostraba una mascara de total perplejidad –No puedo creer que no sepas lo que es una película. El cine existe desde el siglo pasado, pregúntale a alguien o lee un poco, yo que sé, no puedes ser tan ignorante que no lo sepas.

-¡Basta! –le gritó- este no es el momento indicado para explicarte porque no sé lo son las películas, o el cine o cualquier otra tontería de ustedes- no podía creer que en la situación en la que él se encontraba estuviera gastando el tiempo hablando de eso –Debemos ponernos en marcha, ya deberíamos de ir en camino a Ronkak.

Ronkak, era el lugar dónde su gente se escondía, el lugar más seguro para ellos, por el momento.

-Para responder a tus primeras preguntas primero te diré que ni siquiera intestes enfrentarte a mí, no si quieres mantener tus huesos juntos, además te aconsejo que no provoques a Aki, no está en su mejor momento. “Tu” Cat se encuentra bien, Aki jamás dañaría a una mujer indefensa, a menos que no lo provoque, es decir –vio como abría los ojos horrorizado ante esa ultima afirmación- ella no lo provocaría ¿cierto? – preguntó con falsa inocencia. Kiara no necesitaba su respuesta, conocía mejor que nadie a Cat. Tal vez Cat necesitaba de un tiempo a solas con Aki, esos dos se arrancarían los ojos con las uñas.

-No puedes dejarla con él –frenético se acercó a ella y apunto estuvo de agárrala.

Con un movimiento veloz, que Aideen no pudo siquiera captar, lo agarro de la muñeca y se la retorció hacia atrás.

-Te dije que no intentaras nada conmigo – ahora si estaba realmente enojada, ¿por qué no pudo demostrar la misma preocupación por ella? ¿Acaso jamás le importó?

Aplicándole un último apretón que le sirviera de recordatorio, lo soltó.

Con una mirada mordaz se alejó tres pasos de ella. Su mirada en ningún momento abandono sus ojos. Puede que no logrará lastimarla, en cambio usaría sus ojos como arma, la taladraría con su mirada, imaginándose que eran cuchillos que le borraban esa sonrisa petulante que tenía.

Aideen no era débil, sabía pelear, era fuerte; en cambio esta pequeña chica, frágil para cualquiera que la viera, fue capaz de detenerlo e imponerse ante él con un solo movimiento… Rayos, que patético que era, lo había vencido con una sola mano y una chica que es  lo peor de todo. Si Cat se llegaba a enterar de esto, tendría municiones contra él para toda una vida.

-¿Qué te retuvo tanto?

Aideen se giro para ver a quién se dirigía ella. El bárbaro estaba de vuelta y traía un bulto en sus brazos.

Cat… el bulto no era otra más que Cat.

-Suelta imbécil. Si le has hecho algo juro que te mataré.

Cuando trato de moverse una mano le sujeto la muñeca y volvió a retorcérsela hacia la espalda. Maldición, lo había vuelto a inmovilizar; a menos que se rompiera la muñeca no lograría deshacer la llave.

-¿Tan rápido olvidaste mi consejo?- le dijo ella al oído, su suave aliento acariciándole la piel sensible del cuello.

-No provoques a Aki- le recordó al soltarlo.

Masajeándose la muñeca, acepto que no había forma de enfrentarse a los dos, no si quería que él y Cat salieran ilesos.

-Entonces dile que me la de, no quiero que la toque.

Vio como la frente de ella se frunció y sus ojos se convirtieron en una piscina gris helada. Luego de unos segundos, su rostro regreso a su habitual indiferencia.

-Estás muy débil para cargarla –dijo mientras miraba como Aki sostenía a Cat con delicadeza… algo que asustaba más que ver la expresión adusta que tenía su cara.

Kiara lo amaba, Aki era el hermano que no tuvo y que siempre necesito. Y como lo amaba se preocupaba por él. Necesitaba a alguien que lo comprendiese, no que le tuviese lastima, alguien que lo quisiera, no que le temiera. Y no estaba segura de que le hiciera algún bien acercársele a Cat. Por la cara de Aideen confirmaba que lo mismo pensaba él. El chico no iba a permitir que la tocara más allá de ahora.

-No me importa. No quiero que él la cargue. Si Cat se despierta en sus brazos no será responsable de lo que ella haga- volvió a mirar fijamente a Kiara, buscando reafirma lo que diría a continuación –Cat es propensa a reaccionar antes de pensar, no quiero que la lastime.

-No lastimo mujeres, aunque las malas lenguas afirmen lo contrario –Aki camino hasta parase enfrente de Aideen –Y ya se como reacciona ella. Créeme, aunque sus puños no puedan tocarme tiene una lengua muy creativa, hasta algo un poco divertida.

-Hijo de… -apretando y cerrando los puños consiguió calmarse- espero que no hayas sido capaz de besarl…

-No –le respondió Aki dejando a un lado la sonrisa picara que no había pasado de sus labios, sus ojos no cambiaban de ese mortal azul, fría y despiadada.

¿Pero que le pasaba a esta gente? Se preguntó Aideen, ¿No tenía ese hombre otra mirada?, si la respuesta era no, entonces no creía que conquistase a alguna chica con esos ojos.

-No beso a las mujeres a la fuerza –continuó, aunque Aideen dudaba que alguna lo besara voluntariamente –y a esta no la besaría aunque me lo pidiese, es capaz de arrancarle la lengua a un hombre, a mi me gusta la mía donde la tengo.

-¿Qué le pasa a la chica, Aki?- le preguntó Kiara, su voz cambiaba al dirigirse al otro hombre –¿Se ha desmayado?

Aki desvió la mirada, si Aideen no hubiese visto como de feroz era el hombre diría que se había ruborizado.

-No, es sólo que estaba bastante histérica. Gritaba y maldecía con un vocabulario que no había escuchado antes- volvió a enfrentarles la mirada –me vi en la necesidad de callarla.

-Entiendo –levantando la mano evito que cualquiera de ellos comenzara a provocarse uno al otro. No tenía paciencia para hacer de niñera de dos hombres adultos que se estaban comportando como niños peleándose un juguete.

-Lo siento- dijo dirigiéndose a Aideen –No esta lastimada. Podemos dormir a una persona tocándole un punto específico en el cuerpo. La despertaremos cuando estemos en un territorio más seguro. Aki hizo lo correcto, yo misma lo habría hecho, no podemos atraer la atención a este lugar, sin duda sus gritos llamarían a las bestias de los rastreadores.

Mirando detenidamente a Cat, notó una molesta sensación en el pecho. Esa chica era ella, y ella era la chica. Entre más pronto le pudiese explicar a Aideen lo que estaba sucediendo, solo contarle lo esencial de su papel en Tahamir, pronto podrían ponerle fin a la oscuridad que estaba cubriendo su mundo.

-Los seguiré a dónde nos lleven –prometió. Como si tuviese opción, pensó Kiara, pero no lo diría en voz alta, mejor sería si él sentía que tenia una posibilidad – pero sólo si yo tengo a Cat.

Con un cansado suspiró, asintió en señal a Aki para que le entregase a la chica. Ella ya sabía que no podría con su peso, no porque él no tuviera la capacidad sino porque su cuerpo estaba aún recuperándose del viaje, aun tenía que acostumbrase a las diferencias que tenía Tahamir con la Tierra. Si él quería avergonzarse ella lo dejaría por que aún lo conocía a cierto nivel, el no cambiaría en ese aspecto por mucho años que hubieran pasado.

Siguiendo sus indicaciones, Aki acerco el cuerpo de la chica a los brazos de Aideen; depositándola lentamente y con suavidad.

No había soltado aun el peso completo en los brazos del otro hombre, cuando las rodillas le temblaron y empezaron a fallarle. Con rapidez Aki tomó nuevamente de vuelta todo el peso evitando así que Aideen terminara en el suelo.  

Sintiendo algo de pena por él, pudo ver como el rostro se le ponía tan rojo que parecía que no le llegase oxigeno al cerebro. Ella había sabido que eso sucedería, aun no tenia las suficientes fuerzas, él también lo había sabio; era tan terco como lo recordaba. Quitó la mirada antes de que llegase a avergonzarlo más, al fin al cabo era un hombre y a que hombre le gustaba avergonzarse, más uno tan orgulloso como ese.

Aki era un guerrero y como tal reconocía la fuerza y en el coraje en Aideen, era un guerrero reconociendo a otro. Fue más valiente que Kiara y le mantuvo la mirada sin perder el papel de hombre sanguinario y mortal que le hacía creer a todos. Ok, hay que aceptarlo, el hombre era sanguinario y mortal, pero también sabía ser tierno, sólo había que ser lo suficientemente valiente como para arriesgarse a encontrar esa parte que él se esmeraba por esconder.

-Aún no te has recuperado, hombre. No la voy a lastimar, no más de lo que ella soportaría –le dijo con una aterrorizante sonrisa- espera a que tus fuerzas regresen y te la daré.

Aceptando que Aki tenía razón y que por el momento Cat no estaba en peligro, no mientras él pudiese verla, se irguió totalmente. Se había avergonzado frente a sus captores, pero que lo azotaran se volvía a ocurrir, al menos no tan pronto. Cierto, se sentía bastante débil, para describirlo lo mejor –sentía sus músculos como la papilla que comía su abuelo. No podía permitir que ellos supieran cuanto, tenían que escapar.

No entendía de qué carajo hablaban, ¿Kirara? ¿Rankok? ¿Tahamir?, ¿que demonios eran todas esas cosas? No tenía la menor idea de quienes eran estos tipos. El hombre tenía la espalda marcada de horribles cicatrices, tenía cara de querer matar a alguien en los próximos minutos y pues la chica… la chica era una copia casi idéntica a Cat, eso era lo que más lo asustaba… ¿por qué era así? Vaya usted a saberlo. Lo que él si sabía era que para escapar de allí tenía que hacerles creer que todo iría como ellos creían. Sólo esperaba que Cat no demorara en despertar y que estuviese lo suficientemente fuerte para hacerlo.

Pronto… pronto él se recuperaría, apenas fuera así tomaría a Cat y se irían lo más lejos posible de esos locos.