Prologo

domingo, 25 de marzo de 2012




PRÓLOGO 


Silencio y una total oscuridad… era todo lo que le acompañaba esa noche, una oscuridad capaz de enloquecer a cualquier otro. No es que la oscuridad en sí le provocará la locura, sino todas las criaturas que se esconden en él, pies o partes indescriptibles que se arrastran, persiguiendo, asechándoosle; garras que buscan destriparles y gruñidos que les advierten lo bien que la pasaran jugando con ellos, para luego convertirlos en su aperitivo o peor aún llevarles con ellos, y créelo… no puede haber nada peor que eso. 

Era una de las noches más oscuras de todos los tiempos, cómo si el destino advirtiera que la profecía estaba a punto de iniciar. Hoy… hoy se decidiría, ya habían esperado demasiado, las fuerzas se agotaban y la esperanza ya abandonaba los corazones de quienes aún creían en la profecía. No había más tiempo que perder, si no daban el primer paso ellos, entonces se les adelantaría el consejo. No podían permitir que la profecía cayera en las manos del consejo, ellos creían tener el control y mejor era que siguiesen pensando así, si supieran que habían interpretado la profecía mal buscarían al verdadero elegido, y no para cederle el poder. 

El consejo no podía permitirse ningún cambio de planes, ya casi tenían dominadas a todas las tribus, si lograran hacerse con el elegido, no habría quien los detuviese de conquistar toda “Tahamir”. Pero aún hay quienes creen y han mantenido la verdadera profecía viva, la han custodiado y transmitido, dando si era posible sus vidas antes que perderla. Algunos les llaman rebeldes, otros desertores o el más común, el que hacen que se les cacen como a las bestias que tanto temen y que ellos mismo crearon; les llaman “Traidores”. 

El viento recorría la entrada, se le colaba en los huesos enfriándole hasta el alma, pero era mejor sentirle a él que el tibio aliento de un cazador susurrándole al oído como disfrutaría haciéndole pagar caro la traición a su pueblo. El silencio que hasta el momento era su compañero desapareció ante el susurrar de unos pasos ligeros. Para alguien que no fuera ella, se dejaría engañar y le confundiría con el baile que hacen las hojas al son del viento, pero era ella y no cualquier otro aprendiz. 

Conocía esos pasos, esa manera de moverse sigilosamente sin siquiera alertar al bosque que estás allí. “Aki”, el líder de la orden, había logrado recibir el mensaje, por un momento llegó a temer que lo atraparan antes de llegarle la nota a las manos; estaba segura que no lograría identificar que la enviaba ella, sin embargo lo que más temía era que se dieran cuentan que la orden estaba preparando un plan para hacer cumplir lo que estaba predicho y tratasen de emboscarlos; lo cual era imposible pero de igual forma los atrasaría y de hoy no podían pasar, era ahora o nunca. 

El consejo había decretado desactivar los collares de poder de todas las maestras mentales y sin su poder ella nunca podría contactar con el elegido. 

Los pasos se escuchaban más cerca, “Aki”… ya pronto entraría a la cueva y ella podría respirar segura. Tan pronto como termino de formular el pensamiento, la silueta de un hombre alto con hombros anchos se detuvo frente la entrada. Retuvo la respiración con miedo a interpretar mal su papel y darle a entender a Aki que no sentía la seguridad de la que hacia alarde. 

-No le temas a la oscuridad “hermana”, si hay algo en lo que siempre podrás confiar es en ella –murmuro despacio, emulando una arrogancia única de su clase. 

-¿Crees que no lo sé?- le pregunté con más seguridad de la que sentía- Soy como tú, no olvides eso- dije levantando la voz más de lo que pretendía. 

-Entonces permíteme preguntarte ¿Por qué te escondía aquí dentro en vez de esperarme dónde acordamos? No es que te lo reproche, sé que tienes que enfrentarte a tu destino esta noche. 

En eso él tenía razón, no le esperó afuera, no podía hacerlo, es difícil aceptarlo en la completa oscuridad de la cueva, pero lo es más aún ante el escasa luz que pueden dar las lunas en este territorio. 

-No hace diferencia alguna –me defendí- sé defenderme también aquí como lo haría afuera, es más, desde aquí puedo darme cuenta quien se acerca sin que él me perciba a mí, no olvides quien soy y de lo que soy capaz aki, así que deja de interrogarme. Estamos perdiendo un tiempo valioso, he sentido como Caden ha estado tratando de visualizar al elegido, no puedo permitir que conozca su apariencia si no se dará cuenta quien es en realidad. 

-Creía que aún no era tan fuerte; si sus habilidades ya están a ese nivel eso quiere decir que la piedra ya debe estar convocando a su dueño- había un matiz casi impredecible de desesperación en su voz, la profecía era su única esperanza, aquello que les había mantenido con vida y con fuerzas suficientes para seguir sin rendirse ante el destino que les tenía el consejo. 

-Si hemos podido aguantar hasta aquí, podremos superar lo que está por venir- decía él mientras se acercaba a abrazarla, tratando así de trasmitirle su energía interior –Sé que no es mucho lo que te puedo dar, debo cuidar de ti mientras creas el enlace y le traes a nosotros, pero asegúrate de recordar que eres más que un puente, eres indispensable para nosotros por quien eres y no por lo que eres y en que te convertirás. 

Con sus palabras en su mente, reunió toda la energía y poder que había en ella, tal vez era una misión suicidada, pero era el papel por el cual los dioses la crearon. Había crecido temiéndole a su destino, pero recordando las palabras de Aki entendió que era más que un puente, más que lo que se le había profetizado. Era “Kiara Al-Ge” hija de la última “augur verdadera” y cambiaría el destino si debiera hacerlo.

1 comentarios:

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